Socráticos Públicos 24 horas (SP24)
Miguel Luna Ibarra
"Yo sólo sé que no sé nada"
Sócrates
Pasó su vida preguntándose a sí mismo y preguntando a los demás. Sócrates, mediante preguntas y el diálogo, abordaba a sus conciudadanos para cuestionarlos sobre lo que ellos sentían que sabían. Mediante el raciocinio inductivo les hacía dudar de su saber por las respuestas parciales o contradictorias, luego, en la humildad del que no sabe, ellos mismos, con sus propias respuestas a las preguntas lanzadas por Sócrates (los contra ejemplos), van acercándose a la verdad, para luego dar a luz el concepto universal. Con su método, la mayéutica, se convirtió en el primero en descubrir los conceptos universales, conceptos que se apliquen igualmente tanto en Grecia como en cualquier otra parte. El ir de lo particular y accidental a lo general y permanente, se llega al concepto universal, expresado en una definición.
Tenemos algunos ejemplos de los temas que abordaba: de la santidad en Eutifrón; del valor en Laques; de la amistad en Lysias o Lysis; de la inmortalidad del alma en Fedón (Platón, 2009).
II
En la Grecia de Sócrates ya había una filosofía de la cual los sofistas vivían. Pero esta filosofía, que Eduardo Nicol llama filosofía enferma (Nicol, 1998. Pág. 39), es falsa sabiduría. Su doctrina parece ciencia y sabiduría, más son meras opiniones. Pero este parecido es lo que permite se le tome como filosofía: esas meras opiniones son su filosofía. Para los sofistas los conceptos son el resultado de una convención, por ejemplo: lo que es justo en este lugar, pueda que no lo sea en otro; lo que es valentía aquí, pueda que otro lugar no lo sea. Esta doctrina sofista es un relativismo del conocimiento y de la moral, del ethos del pueblo: estos conceptos no pueden ser definidos, no son conceptos universales. Los conceptos morales son lo que el hombre quiere que sean. Pero, Sócrates está convencido que los ejemplos concretos encierran un elemento común, respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si decimos que esto es justo, será porque tenemos alguna noción de “lo que es” justo; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera podríamos decir qué es justo para nosotros, pues, ¿cómo lo sabríamos? Lo mismo podemos decir de todos y cada uno de los conceptos morales. La convicción de que lo que es justo aquí, es igualmente justo en otro lugar, lo lleva a buscar la definición o conceptos universales.
Sócrates nunca se presentó como un sabio, un sophós o sophistés, sino como un philósofo, un buscador o amador de la sabiduría. El trae en su filosofía, por vocación y contra los sofistas, una nueva forma de sabiduría, cuya esencia es la búsqueda, la philía, el amor de la verdad (Nicol, 1998. Pág. 39). ¿Quién siente el amor de la verdad? Sólo aquel que sabe que no la tiene y la busca. La filosofía es el camino para acercarnos a la verdadera sabiduría y alejarnos de las opiniones. Así, Sócrates, buscando las definiciones universales, encuentra la solución del problema moral y la superación del relativismo.
Lo que acabamos de leer, sucedió V siglos antes de Cristo, pero, lo que llama la atención, es que XXVI siglos después, la moral o el ethos del pueblo está pasando el resquebrajamiento que vivió Sócrates.
El ritmo de nuestra vida contemporánea casi no nos deja espacio para los cuestionamientos, para las preguntas. Todo está hecho para que se acepte sin ser cuestionado. Vivir, pasarla, trabajar, comprar, consumir, manejar, comer, divertirse, volver a comprar, volver a consumir, etc.; todo esto parece ser lo más importante de la vida. Pareciera que no preguntar sería la felicidad. La vida es algo más que nacer, crecer, multiplicarse (ver la tele y chatear) y morir. Más, deteniéndonos un poquito, vemos que en nuestra comunidad hay personas que actúan, que viven sin valores; porque para ellos, el vivir mintiendo, robando, tranzando, engañando, etc. es el resultado de que ya no tienen principios o valores, que es lo que hace caminar una comunidad. El no tener principios, es el reflejo que están influenciados del relativismo que lleva al individualismo, donde por naturaleza, el individuo sea la fuente de sus propios principios o valores, valores para ellos, como la ley del más fuerte; que más que valores, son normas individuales que tienen para actuar.
III
¿Qué hay que hacer para salir de esa cotidianidad? como lo llama Jaime Rubio . Hay que pensar y meditar, volver sobre las cosas, volver sobre los hechos, y encontraremos a los sophistas modernos, por ejemplo: aquellas personas que su actuar y pensar está regido por el dicho:”el que no tranza, no avanza”, y entonces, como un Sócrates convencido, debemos buscar “conceptos universales”, es decir, aquello que ayude a solucionar el problema moral y superar el relativismo moderno, que se ha convertido, en muchos poderosos, en un individualismo extremo: el interés individual es lo que mueve la naturaleza humana.
Por todo eso, debemos aspirar a ser Socráticos Públicos 24 horas.
Miguel Luna Ibarra
Noviembre 12 del 2009
Celebrando el día internacional de la Filosofía.
Bibliografía
Nicol, E. (1998). el Problema de la filsofía Hispánica. México: Fondo de la Cultura Económica.
Platón. (2009). Diálogos. México: Editorial Porrúa.
Rubio Angulo, J. (1980). Introducción al filosofar. Bogota: Universidad Santo Tomás. Centro de enseñanza descolarizada.
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