viernes, 26 de febrero de 2010

José Luis Olimón - Pensamiento filosófico latinoamericano, del caribe y "latino"

EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO LATINOAMERICANO, DEL CARIBE Y “LATINO”
(1300-2000): historia, corrientes, temas y filósofos


José Luis Olimón Nolasco*

Hace unos días el Mtro. César Ricardo Luque nos hizo llegar, entre otros documentos, el índice de un libro de reciente publicación: El Pensamiento Filosófico Latinoamericano, del Caribe y “latino” (1300-2000).

A pesar que hace tiempo no he invertido en la compra de libros, excepto algunos pocos (poquísimos) que considero in-incomprables, decidí que éste era un libro que debía adquirir. Así que, invirtiendo en ellos el monto correspondientes a 10 quincenas del rubro “material didáctico” de mi pago quincenal en la UAN, lo solicité al Editorial Siglo XXI que, en coedición con CREFAL (Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos de América Latina y el Caribe) y bajo la guía de Enrique Dussel, Eduardo Mendieta y Carmen Bohórquez se encargó de la publicación de esta obra de más de mil páginas.

Si bien se trata de una obra que tiene aspectos más propios de una obra de consulta, la lectura de la misma permite una puesta al día en relación con el state of the art o el status quaestionis en materia de pensamiento filosófico en tierras americanas, incluyendo la población “latina” en los Estados Unidos de América.

Ante todo, es de llamar la atención la consolidación de una visión, a la vez común y multiversa, de lo que ha sido el pensamiento filosófico en estas tierras desde el punto de vista histórico, desde el punto de vista temático, desde el punto de vista de los autores.

Desde esa perspectiva, esta obra parece estar llamada a ser un referente obligado para quien pretenda conocer o contribuir a la producción filosófica en estas tierras.
En cuanto a la recepción personal de este texto, casi devorado en unos cuantos días, expreso lo siguiente:

― Me sigue pareciendo problemática el asunto de las filosofías de los pueblos originarios, incluso ampliando el concepto.

― Encontré interesante y fecunda la producción filosófica durante la época colonial, así como la distinción de periodos distintos en unos siglos que suelen considerarse como un monolito estéril. Su ubicación en la denominada modernidad temprana abre, sin duda, perspectivas hasta hace poco impensables para una historia de la filosofía no solamente latinoamericana, sino mundial.

― Interesante, asimismo, el asomo al siglo XIX desde el punto de vista de las corrientes filosóficas que estuvieron en estrecha conexión con los movimientos de independencia y de gestación de las naciones que conforman lo que ahora son los países de América Latina y el Caribe.

― En relación con el siglo XX y las corrientes filosóficas en juego, es impresionante el amplio espectro que abarca, hasta llegar a consolidarse filosofares estrictamente latinoamericanos, en los que Latinoamérica desempeña los roles simultáneos de sujeto pensante y “objeto” pensado.

Encontré particularmente significativos algunos ámbitos del filosofar que son abordados en la parte de Temas Filosóficos, tales como la filosofía intercultural y el pensamiento decolonial que se cuentan entre las tendencias más contemporáneas del filosofar latinoamericano, en un contexto de generación de una era inédita, transmoderna, transcolonial, pluriversa, en el que todas las voces tienen voz y todos los brazos co-laboran.

Mención especial merece, de mi parte, el giro descolonizador del pensamiento filosófico en estas tierras, por la fecundidad crítica y constructiva que parece ofrecer a partir de la crítica de la epistemología moderna del “punto cero” por su carácter excluyente y de la consideración de la misma como elemento estructural del proyecto moderno, ya no más como un elemento superestructural derivado de un sistema esencialmente económico: el capitalismo. En algunas de las producciones concretas de este pensamiento, es tan potente la crítica, que no sólo se dirige a la modernidad en su conjunto, sino a todo tipo de megarelatos, con lo que parecen oscurecerse las sendas hacia un mundo nuevo, hacia la tierra sin mal, que, al menos como principio heurístico, parece seguir siendo necesario como principio esperanza para los mayorías excluidas y vulneradas.

*Profesor de filosofía de la UAN.

2 comentarios:

  1. Comparto sin duda sus reflexiones surgidas de la reseña de la obra señalada, pero mi preocupación surge ante una aparente paradoja: si es verdad que la filosofía efectúa un "giro descolonizador" es paradójico que hoy no sean los filósofos quienes la estemos operando, o al menos activamente en ella (la filosofía no es ni debe ser quehacer estricto del filósofo)...parece que algunos seguimos identificando al filósofo como un aristócrata del saber (parafraseando al propio Dussel), claro sin caer tampoco en el cliché romántico (y hasta anacrónico) de ver en el filósofo un adalid de la utopía...

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  2. Bueno, creo que es peligroso tratar de definir claramente que es la filosofía y quiénes son los que filosofan; si la concebimos como un mero especular acerca del todo que nos rodea, entraremos en cuestiones simplistas. Creo necesario estructurar una definición adecuada de lo que la filosofía es, pues si es concebida como una búsqueda de la verdad (y no me refiero a cuestiones metafísicas) esta irónicamente debe tener sus límites; ahora, es obviamente aceptado por la mayoría de filósofos y no filósofos, la concepción de que la filosofía es una práctica de vida, cuya base se fundamenta en la critica profunda de las cosas; dicha concepción nos lleva a delimitar el que es filosofía y el que no lo es, ciertamente en Latinoamérica podemos concebir como una actitud filosófica el poder conocer y criticar nuestra realidad como países en vías de desarrollo, mas sin embargo no deja de ser solo eso, una actitud filosófica.

    Creo haber escuchado en alguna clase del profesor Olimón una frase que se me hace acorde en este momento: “La filosofía en Latinoamérica es una filosofía que apenas está naciendo”, a diferencia de la europea que agoniza. Y de hecho si, el filósofo es una especie (en peligro de extinción) de aristócrata intelectual. No creo poder atribuir una definición filosófica a cuestiones que como lo dije, tienen características filosóficas, pero que no son filosofía; creo más capaz a un filósofo que a un politólogo, que a un sociólogo, que a un matemático, etc. Sartre creía que la tarea del intelectual en países tercermundista era el de aportar ideas y acciones para el desarrollo de su país; el otro, el del país desarrollado, tenía una postura más “egoísta”…

    Escobedo G. Jorge Arturo (Estudiante de Filosofía)

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