domingo, 28 de febrero de 2010

Arturo Camarena - Don Pablo Jiménez Camarena, mexicano ejemplar

DESDE MI OPTICA (ALLENDE)

DON PABLO JIMÉNEZ CAMARENA, MEXICANO EJEMPLAR
(De las fórmulas galénicas a las patentes farmacéuticas)


Arturo Camarena Flores*

Los oftalmólogos de la región fuimos invitados a Guadalajara para conocer las nuevas instalaciones de Laboratorios Sophía, S.A. Nos recibieron en la entrada su Gerente de Relaciones Públicas, Rosaura Trejo Rosales, el Director General contador Eleuterio López, y el licenciado Jorge E. González García, Vice Presidente Corporativo quien en el auditorio nos reseñó un video alusivo a esta empresa farmacéutica mexicana fue fundada en 1946 por don Pablo Jiménez Camarena (1909-1989), y que tal vez alguno de los presentes lo hubiese conocido. No estuvo equivocado pues tuve ese privilegio allá por 1968 cuando nos visitaba a los enfermos y médicos del Pabellón No. 1 (Oftalmología), del Hospital General de México. En apuntes autobiográficos se ufana de haber sido pobre y vivido en un cuarto con tejaban en su natal Arandas, Jalisco. Huérfano de padre, a los siete años de edad inició su carrera de obstáculos barriendo la botica del doctor Andrade, atendiendo una miscelánea y cursando la instrucción primaria, (entonces de 4 años). Fue testigo presencial de la polémica guerra cristera, situación que obligó a su madre, Sofía Camarena Hernández salir a buscar mejor destino en Guadalajara con sus otros cuatro hijos mayores. Pablo tenía 16 años en 1927, y estoy bien seguro que en el azaroso camino repetía la promesa que se hizo el escritor Giovanni Papini a la misma edad y en las mismas condiciones de extrema pobreza: “Haré y crearé, y llegaré a ser más grande que los grandes. Cuando yo pase, todos me mirarán y las bellas mujeres tendrán una mirada para mí también y los hombres serios se sacarán el sombrero y lo levantarán bien alto sobre sus cabezas cuando yo pase”. ¡Y vaya que lo logró!

Día tras noche, noche tras día, con una constancia insuperable apoyada en el raciocinio con el pasar de los años se hizo indispensable aprendiendo las fórmulas galénicas, las prescripciones magistrales, los misterios de la rebotica y a los 29 años estaba en la Farmacia Degollado y nos cuenta el doctor Luis Martínez López, (pionero de la oftalmología en Guadalajara, maestro de mi amigo Dr. José María Meléndrez y cirujano de la retina de mi hermano Salvador a quien salvó su visión y con ello su vida): “Por su rectitud y manera considerada le canalizaba mis pacientes. Estos recibían el beneficio del bajo precio y de la exacta dosificación prescrita en la receta. Ocho fórmulas magistrales, de la vida diaria, le proporcioné y en excesivo pago, don Pablo nos regalaba toda la medicación tópica y general para beneficio de los enfermos de la sala Julio Climent en el Hospital Civil”. Sin olvidar el olor a alcanfor y yodoformo, en 1935 se convierte en agente comisionista de las droguerías Fénix, Colón, Ibarra y la Continental. Funda su primer negocio propio, Farmacia Jiménez en la esquina de Independencia y González Ortega y con su premisa hecha pasión de ayudar a la comunidad, inicia un servicio social llamado “Sistema Jiménez Humanitario Comercial”. A los 37 se casa con doña Ethelvina Bayardo en 1945 y al siguiente año establece su segundo negocio, Laboratorios Sophía, S.A. dejando escrito en su currículo La historia de una vocación “Este laboratorio lleva el nombre de mi madre, Sofía, y se fundó por inspiración de ella para dar testimonio de servir al prójimo. Existen hechos de esta labor durante 40 años; es un negocio con sentido social. Es la herencia de mis hijos Arturo, Pablo y Fernando. (1986 En un acto solemne, se develó un busto a su eterna memoria en el Servicio de Oftalmología del Hospital General de México el 11 de septiembre de 1991. Un acto de justo reconocimiento a la vida y obra de un hombre cuyo nombre no está incluido en los libros: Personajes ilustres de Jalisco ni en Jaliscienses distinguidos del siglo XX pero que si está en la memoria de miles y miles de personas que recibieron ayuda desinteresada de un personaje excepcional.

En Mateo se lee: “Árbol bueno da fruto bueno”. Fue su hijo Arturo Jiménez Bayardo quien tomó plenamente la estafeta para proyectar la empresa a nivel internacional con presencia en 15 países latinoamericanos incluyendo al azotado Haití. También adicto al trabajo, con pasión y con compasión tuvo la suficiente inteligencia (previsión y habilidad), los medios para sortear las devaluaciones y competir con ética y eficiencia contra laboratorios extranjeros. La crisis de 1994 y las sucesivas retardaron los proyectos de expansión tan afanosamente buscados. Fue hasta hace unos dos años que se cuenta con las nuevas instalaciones en el Km 13.5 de la autopista Guadalajara–Nogales ocupando 30,000 metros cuadrados, modernísimo equipamiento tecnológico, excelentes físico-químicos en la investigación y su selecto personal en número de 500, enfrentan con ventaja a las empresas farmacéuticas suizas, japonesas y de cualquier otra parte del mundo científico. Entre sus reconocimientos anoto: Premio Nacional de Tecnología 2000; Galardón Jalisco a la exportación 2002; Trofeo de la Organización mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en 2003; Certificado de Industria limpia y Premio Canifarma en 2004; Reconocimiento por el CONACYT 2006.

Esto fue escrito por un oftalmólogo nayarita que nunca ha sido becario del Laboratorio Sophía y que infortunadamente, tampoco puede presumir de parentesco alguno con Don Pablo Jiménez Camarena, pero que ha visto durante 42 años, la pronta recuperación de las enfermedades oftalmológicas de sus pacientes en virtud de la eficacia y el precio justo de sus numerosos medicamentos.

* Miembro de la Asociación de Periodistas y Escritores de Nayarit, AC (APENAC)
Correo: arturocamarena1@hotmail.com

1 comentario:

  1. ES UN HONOR HABER TRABAJADO ESEPERANDO UNA NUEVA OPORTUNIDAD, GRACIAS SR ARTURO JIMENEZ BAYARDO ATE. candelas.ec@hotmail.com

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