domingo, 4 de septiembre de 2011

Arturo Camarena - Crónica de una ignominia


DESDE MI OPTICA (ALLENDE)

Arturo Camarena Flores

CRONICA DE UNA IGNOMINIA

Esta narración bien pudo titularse CRONICA DE UN ROBO, pero preferí la palabra ignominia pues abarca más aspectos personales y familiares ya que significa una “afrenta pública con y sin causa” y eso precisamente sufrió la comunidad japonesa radicada en México y en este caso en mi Tepic, Nayarit donde recuerdo trabajaban intensamente el propietario de la mercería “La Japonesa” y don Roberto Kunichi Tsuchiya, (Yamanashi, Japón 1886—1958 México, Distrito Federal. afamado dentista quien fue una persona honorable y demasiada trabajadora (para los estándares mexicanos). Dichos hechos lo atestiguaron numerosos paisanos que lo conocieron y trataron en su etapa local (1922-1941) e incluso mereció un diploma de aprobación que espero sea insertado en este corto espacio. Se casó con Gregoria Santana Magallanes “la primer mujer que manejó carro en Tepic”, (tal vez de Bellavista, Nayarit) y procrearon cuatro hijos, dos mujeres y dos varones.

Pocos meses después de que comunidad tepicense le testimonia su labor en la rama médica de la odontología, las autoridades locales, obedeciendo una orden presidencial “por presencia indeseable”, lo concentran en México DF junto con más japoneses, alemanes (y probablemente italianos), pues México entró a la guerra contra El Eje. El Censo de 1940 reporta 1,550 japoneses radicados en el país, 1,172 hombres y 378 mujeres. Como en las épocas más oscuras de la humanidad, por el sólo hecho de ser originarios o descendientes de los países en conflicto con Estados Unidos (y con México obligadamente), miles de personas fueron víctimas de la represión y del racismo de gobiernos locales. Por supuesto que las autoridades confiscaron, (robaron, dice la población) las propiedades que con tanto esfuerzo y en tantos años constituyeron su patrimonio. Dos mil metros cuadrados en Tepic y dos hectáreas (veinte mil metros cuadrados) de un predio agrícola en sus cercanías del doctor Tsuchiya quien vivía en la calle Morelos entre las calles Mazatlán (hoy Prisciliano Sánchez y Ures (hoy Padre Mejía) siendo vecinos de la familia del doctor Matías Pérez Ortega. Su consultorio estuvo en la calle Lerdo 579 donde vivió después la familia del señor Primitivo Gómez. Su casa confiscada la ocupó, por supuesto, el entonces gobernador Gilberto Flores Muñoz y actualmente alberga las oficinas del PRI municipal. Conozca usted el origen.

El doctor Roberto Tsuchiya Kunichi decide no regresar a Tepic y abre su consultorio en El Centro Histórico de la ciudad de México (calle Revillagigedo y avenida Arcos de Belem) donde debido a su calidad profesional son preferidos sus servicios odontológicos por “locutores, cantantes y actores” de Televisa. Muere en 1958 y continúa su labor su hijo Alejandro Tsuchiya Santana a quién conocí y traté desde 1960 hasta su muerte en 1989 y entonces su hijo (nieto del personaje motivo de esta narración) Alejandro Tsuchiya Tavera, continúa la labor desde 1988 a 1994 cuando decide cerrar “por los asaltos y robos constantes a su consultorio”. Alejandro Tsuchiya Tavera continúa trabajando en otro sitio del Distrito Federal y le agradezco los datos proporcionados, las fotos que tuvo a bien enviarme sin conocernos personalmente y su autorización para publicarlas.

Correo: arturocamarena1@hotmail.com

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