NAYARIT, IDEAS PARA UN PROGRAMA DE GOBIERNO (Primera de tres partes)
Severiano Ocegueda Hernández
- Nayarit, en situación de desastre.
- Fábrica de braceros.
- Grandes negocios frente a la miseria del pueblo.
Nayarit es hoy una entidad en estado de desastre. El modelo económico neoliberal ha destruido la vida social, económica y cultural. El tejido social se encuentra desgarrado por la desintegración familiar, el desempleo y la pobreza en la que viven la inmensa mayoría de las familias nayaritas.
En el campo, la situación es desesperante: La producción de los principales cultivos ha caído o se encuentra desorganizada, el tabaco, cultivo que dio vida a la que en su tiempo fue llamada la Costa de Oro, ha disminuido en forma dramática el número de hectáreas de cultivo, como sucede con otros cultivos que ceden ante el embate de una política instrumentada por el Estado mexicano que a través de las dependencias del gobierno federal y con instrumentos como el Procede y las reformas al artículo 27 constitucional generó las condiciones de un neolatifundismo y la emigración de decenas de miles de nayaritas que, de ejidatarios y dueños de sus tierras se convirtieron en braceros que engrosan las filas de indocumentados base de la mano de obra barata en Estados Unidos, lugar de residencia de otros tantos centenares de miles de nayaritas.
Sorprende saber que en “el otro lado” como decimos coloquialmente a los Estados Unidos, viva una cantidad de nayaritas enorme, paisanos que prácticamente huyeron como verdaderos exiliados al no encontrar las condiciones mínimas de vida en su tierra natal.
El entramado institucional gubernamental, lejos de contribuir a la organización de la producción, parece tener la encomienda de destruir la vida del campo y expulsar a sus moradores para permitir que un grupo de potentados pueda hacer grandes negocios, a lo largo y ancho de la geografía estatal se puede observar la obra destructiva de los gobiernos neoliberales, a donde se mire, en las cinco regiones de Nayarit (Sierra, Norte, Centro, Sur y Costa Sur) se palpan los efectos de la desolación sembrada por un tsunami llamado neoliberalismo. Para colmo, Nayarit ya es tierra de conquista de los grandes tiburones de la agroindustria como la estadounidense Monsanto que recién sentó sus reales en Santiago Ixcuintla como en el pasado lo hiciera Tabaco en Rama Sociedad Anónima (TERSA), la empresa que proveía de tabaco a las grandes cigarreras trasnacionales y que constituía un componente decisivo de la vida social y política de la zona norte de Nayarit.
En el sur de Nayarit, paulatinamente se enseñorean los cultivos de agave porque, Nayarit, se presume, forma parte de la zona agavera con denominación de origen, sin embargo eso ha trastocado para mal la vida de centenares de jornaleros agrícolas y sus familias que trabajan duras jornadas en condiciones de semiesclavitud.
El cambio de la estructura de cultivos en Nayarit ha significado un mayor empobrecimiento para la mayoría de los campesinos quienes no cesan de emigrar a las zonas urbanas en busca de empleo, generalmente mal pagado.
Las empresas cerveceras juegan un papel importante en la vida de los pueblos, a través de ingeniosas estrategias de comercialización estas empresas participan en la vida de ejidos y comunidades a través de las juntas de mejoras materiales establecidas ahí que encuentran en la venta de cerveza una fuente de ingresos a costa de sembrar el vicio entre la sociedad.
La región Sierra y sus tres municipios son los marginados entre los marginados, los habitantes de El Nayar no viven, sobreviven, en una realidad denominada como de alta marginación.
La región Costa Sur, comparte la desgracia de contar con hermosas playas que despertaron el apetito de aventureros y emisarios del gran capital internacional que ven ahí una zona de alta rentabilidad para mejorar sus ganancias despojando a los pueblos y ejidos de un patrimonio que en justicia les pertenece. La llamada Riviera Nayarit, es auténtica maldición para los hombres y mujeres que no tienen el privilegio de contarse entre los potentados que disfrutan, pagando el precio a las cadenas hoteleras y restauranteras, de playas paradisíacas que se privatizan con el visto bueno del gobierno estatal que preside Ney González, el gobernante que no desaprovecha la oportunidad de subastarlas en México, en Europa y en Estados Unidos.
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