La irónica postura dogmatica sobre el pensamiento crítico.
MEF. Angel Adrian González Delgado
(e-mail: angel_2882@hotmail.com)
Es común encontrar en ámbitos académicos (1) el binomio conceptual pensamiento crítico. Como muestra de ello mencionemos algunas frases recurrentes entre alumnos y docentes: “…es que Yo pienso críticamente”, “…tu trabajo es muy pobre, carece de pensamiento crítico”; “…aquí se buscará formarlos para que desarrollen su pensamiento crítico”, “…el pensador X tenía un marcado pensamiento crítico”, etc. Pero no solo es por frases de ese tipo, además puede encontrarse un amplio número de publicaciones en torno al tema lo cual refleja la fuerte presencia que esos conceptos han adquirido. Sin embargo no por el uso frecuente de los mismos se pude concluir un uso correcto de ellos, es decir no por su constante empleo se justifica que sean claros o bien entendidos. Por el contrario, personalmente detecto un problema cuya consecuencia suele ser una postura dogmática en la mayoría de aquellos que se jactan de saber no solo lo que es, sino de llevar a cabo el mencionado pensamiento crítico. A continuación mostraré a qué me refiero.
Primero es menester realizar ciertas aclaraciones. El pensamiento crítico, aún sin poseer una descripción definida, en general suele entenderse como el pensar sobre el pensar, o bien el no aceptar ciegamente lo que los demás dicen. El fallo, irónicamente, radica ya en la aceptación misma de tales definiciones sin dudar previamente de las mismas. Respecto a la primera podemos decir que hay una confusión, pues si de hecho es un “pensar sobre el pensar” entonces corresponde a un estudio de corte psicológico, que si bien no se descarta si permanece lejos de lo que los “puristas” de ese supuesto pensamiento crítico sostendrían. La segunda acepción es aún más fallida, o mejor dicho mal entendida y practicada. Consideren lo siguiente, si no aceptan ciegamente lo que otros dicen ¿por qué entonces aceptan un supuesto pensamiento crítico sin saber lo que realmente es éste? Pues incluso los teóricos del mismo conceden que no hay una definición consensuada sino más bien muchas de ellas, y algunas mutuamente conflictivas. Vasta reconsiderar el concepto mismo de “crítica”, ¿qué es?, ¿a qué se refiere? Y en el momento en que se realizan estos cuestionamientos, en el momento de poner en duda el concepto estandarte de aquellos partidarios del discurso aquí abordado, lo que éstos suelen hacer es repetir definiciones o explicaciones que han aceptado ciegamente. La postura además de ir en contra del principio indicativo del pensamiento crítico, es decir no debe aceptarse algo ciegamente, más aún se transforma en una postura dogmatica. Es decir fijan sus ideas sin someterlas a duda alguna y descartando aquellas con las que, como principio, no comulgan ni comulgarán. Muestra de ellos son los adjetivos con los cuáles describen a los que ponen en duda la claridad de su supuesta crítica y tras los cuales se escudan, por ejemplo “ortodoxos”, “derechistas”, “vendidos”, “enajenados”, “moralistas” y, a veces en casos extremos, hasta “burgueses”. Ello, según parece, solo muestra la incapacidad actual de comprender con claridad el uso del concepto crítica, y más aún del binomio pensamiento crítico. Así pues, el problema al cual me he referido anteriormente, radica justamente en que existe un amplio grupo de individuos que sin comprender, ni buscar siquiera comprender un discurso, se acoplan sin más al mismo. Este caso puede compararse a aquel donde las personas adquieren ciertos conjuntos de ropa nueva por el mero hecho de entrar así a una moda. El grupo de estudiantes o profesores que integran el grupo al cual me he referido, no compran ropa nueva pero si se adhieren a un discurso de moda. Irónicamente esa adherencia suele ser irreflexiva y es más bien inercial a un movimiento que se vende como innovador. (2) ¿Dónde queda entonces ese no aceptar ciegamente lo que dicen los demás? ¿Dónde está ese pensar crítico de los pensadores críticos? ¿Qué resulta del panorama anterior? Ante la incertidumbre es más sencillo desacreditar y fijar postura, pero eso no es otra cosa que una postura dogmatica, postura que al menos por intuición supondríamos que el discurso denominado “pensamiento crítico” se opondría rotundamente.
¿Qué hacer ante lo anterior? Primero debe entenderse, el pensamiento crítico, como un problema por ahora y no como una solución, pues la solución según se ve es inconsistente y, por ende, hay contradicciones en ella misma. Segundo los adeptos a tal ambigua postura de ese pensamiento crítico, del discurso aquí analizado, han de iniciar dudando justamente de ese pensamiento crítico. Si aquel, sometido a la duda, se sostiene, en hora buena empezamos un buen camino, pero si la duda lo derrumba, en hora buena también pues de igual manera se iniciará otro camino. La duda ha sido un elemento intelectual recurrente en el pensamiento humano, los dogmaticos la ven como una enemiga que daña los cimientos del conocimiento mismo, los escépticos no radicales sino mitigados la entienden como un arma sumamente potente en la ayuda del continuo progreso del conocimiento humano.
Notas:
(1) En este trabajo delimitaré el estudio a esos ámbitos, sin embargo no debe perderse de vista que no se reduce exclusivamente a estos.
(2)Parece ser que la filosofía y sus representantes: Platón, Aristóteles, Descartes, Locke, Hume, Kant, Marx, Habermas, Villoro, y un largo etcétera, que históricamente se han mostrado como el paradigma por antonomasia de la crítica no resultan relevantes por ser parte del pasado y no de ese supuesto movimiento “innovador”.
Referencias
•Leal, Fernando. ¿Qué es crítico? Apuntes para la historia de un término. Publicado en: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/140/14001714.pdf
•(s/f) ¿Por qué pensamiento crítico? Publicado en: http://www.eduteka.org/PensamientoCritico1.php
•http://www.pensamientocritico.cl/
Datos personales
MEF. Angel Adrian González Delgado:
Licenciado en Filosofía por la Universidad de Guadalajara y Maestro en Estudios Filosóficos por la misma universidad. Se ha desempeñado como docente en la Escuela de Enfermería Jalisco, en la Universidad Tecnológica de Guadalajara y, actualmente, en la Universidad Autónoma de Nayarit. Ha sido ponente en varios congresos nacionales e internacionales (p.e. el XIV Congreso Internacional de Filosofía: “Identidad y Diferencia”, celebrado en Mazatlán, Sinaloa en 2007, y el III Congreso Iberoamericano de Filosofía: “Pluralismo”, celebrado en Medellín, Colombia en 2008). Sus áreas de estudio son: Epistemología clásica, Ética y Teoría de la argumentación.
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