miércoles, 7 de julio de 2010

Carlos Treviño - ¿Y la prueba de confiabilidad apá?

EL COMENTARIO DE: Carlos Treviño

¿Y la prueba de confiabilidad? Apá.

En junio pasado el ejecutivo levantó la polvareda al anunciar que se aplicaría el examen de confianza a los servidores públicos de su gabinete ampliado. Lueguito, un diputado y un presidente municipal respaldaron el lance diciéndose dispuestos a conectarse al aparato. Saltó al ruedo el Secretario General de Gobierno (9 junio 09), “…Con esto Nayarit se pone a la vanguardia mostrando que aquí se trabaja con un gobierno transparente…..personal especializado del CISEN hará los análisis…” y se anotó, por instrucciones del gobernador, como punta de lanza junto con el procurador. Ya encarrerado dijo que se harían un estudio psicológico, uno toxicológico y uno socioeconómico. ¡Órale!

El solo anuncio le quito el sueño a varios. En sus curules, dos diputados intercambiaban confidencias. -Oye ya viste lo que estos están armando. -Si tú, como que no tienen idea del alcance de su propuesta. Deja tú el estudio socioeconómico, el más grueso es el toxicológico. Fíjate, con los aparatos de ahora te detectan si les haz “atorado” a cualquier droga, en los últimos seis meses así haya sido en pequeñísima cantidad.- No la…-pues si, Podría ponerse feo el asunto. -Depende de que laboratorio haga los análisis. -Olvídate, es el CISEN directamente. Pero deja tu; la más gruesa es la prueba esa del polígrafo que le llaman. -¿Qué es eso? -Es un aparato que se usa para ver si una persona miente o no. No detecta las mentiras por si mismo. Solo detecta las respuestas físicas del individuo. Se sustenta en la hipótesis de que las respuestas fisiológicas de una persona cambian de forma medible cuando miente. Estas reacciones son interpretadas por ordenadores bajo un método que si bien carece de validación científica, su uso es común y sus resultados son tomados como confiables. Y fíjate; ponen especial atención al hacer la prueba a aquellos que practican yoga o alguna forma de meditación, pues se supone que dominan sus reacciones. El polígrafo registra tus reacciones de la presión sanguínea, la frecuencia cardiaca, el pulso y la respiración mediante censores conectados a tu pecho, a tu brazo y a tu dedo índice. Ya conectado y previo a la prueba, el instructor te hace una pregunta y te pide que la contestes con una mentira. Por ejemplo: siendo 20 de octubre del 2009. Te pide que le contestes otra fecha diferente a la real. Esto es con el propósito de registrar tus reacciones cuando mientes. Hay mucho riesgo; mira, te hacen preguntas muy comprometedoras. Por ejemplo; ¿si haz practicado la homosexualidad? ¿Si haz recibido dinero por algún favor? ¿Si haz sido infiel a tu mujer? ¿Si haz usado drogas? ¿Si haz padecido necesidades? ¿Duermes bien? ¿Alguna vez has pensado en el suicidio? ¿Alguna vez sentiste odio por tus padres o por alguna otra persona? ¿Haz dado dinero para agilizar algún trámite? –Oye pues si de veras que esta grueso el asunto. –Ahora; el polígrafo no marca niveles de deshonestidad. Sus resultados servirán para clasificar como apto o no apto. Definitivamente eso de engañar al polígrafo solo se ve en las películas. Incluso, te exponen a la tentación cuando el analista te dice, ahora vuelvo y sale dejando sobre el escritorio el formulario frente a ti. La mayoría se asoma a la carpeta para ver las preguntas que faltan y esto es captado por una cámara escondida.

-Pues por lo pronto 3 ó 4 compañeros que en vez de curriculum tienen ficha sinaleptica, versátil y abundante, quedarían atorados en el toxicológico. -¡No, no, no! Hay que parar esta iniciativa. Sin duda fué un anuncio espectacular (por cierto no precisó si predicaría con el ejemplo), que produce bonos, da crédito, convalida la confianza en la autoridad, pero oye, creo que las consecuencias pueden ser funestas. De acuerdo. ¡Hay que parar esto!

Seguramente recapacitaron o alguien les advirtió del riesgo o probablemente el costo de pasaje y viáticos de los especialistas del CISEN, ahora en medio de la austeridad sea el motivo del silencio sobre el tema, porque ya no lo volvieron a tocar. La verdad, que la sociedad lo aplaudiría.

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