viernes, 9 de julio de 2010

Lourdes Pacheco - Alí Chumacero: 92 años de vivir la poesía


ALÍ CHUMACERO: 92 AÑOS DE VIVIR LA POESÍA

Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara

10 de julio de 2010

“El arte es una expresión de la vida;
no se puede hacer arte
sino yendo hacia la vida, viendo la vida,
experimentando la vida”…”
Sin temor a contradecirme, afirmo que en las letras
–la novela, el teatro, la poesía, el ensayo-
descubrí desde un principio
uno de los pocos solaces que vuelven hermosa
la vida que nos ha tocado compartir”.

Alí Chumacero, Pastor de la palabra

El 9 de julio de 1918 nació Alí Chumacero en Acaponeta, Nayarit. Su vida ha sido dedicada a la escritura, a las letras, a la lectura, a la poesía.

“Con un pie en el arte y otro en la vida, a veces con la pluma en la mano y siempre dando atención al libro ajeno, he llegado a la madurez disponiendo de una obra personal sobremanera escasa, pero sin distraer esa pasión por las formas artísticas: experiencia sólo comparable con las expresiones del sentimiento que, por igual, comprenden la amistad y el amor”.

“Hay que gozarla, hay que verla, que tocarla, oírla, olerla…nada dura toda la vida más que la vida misma; vamos a chiquearla. Nada dura, ni en la riqueza ni en la pobreza”.

“Feliz no es nadie, felices son los tontos; lo hermoso de la vida es todo, un grito, una sonrisa, una mirada, todo…Ser felices, como irse al cielo, Dios me guarde, ni de visita”.

“Mi libro Palabras en reposo se aparta casi radicalmente de mi obra anterior. No sólo por el sentido estético, sino también por las variantes temáticas que vienen a enriquecer el tono normal en que se hallaba mi poesía. En estos poemas abordo con apariencia muy objetiva una pluralidad de asuntos que no habían aparecido antes, sino como simples alusiones. Toco, por ejemplo, la figura de la bailarina, hablo de cuestiones no siempre alegres referidas a mundos solitarios en que el monólogo se presenta como una transfiguración de la soledad”

El orbe de la danza

Mueve los aires, torna en fuego
su propia mansedumbre: el frío
va al asombro y el resplandor
a música es llevado. Nadie
respira, nadie piensa y sólo
el ondear de las miradas
luce como una cabellera.
En la sala solloza el mármol
su orden recobrado, gime
el río de ceniza y cubre
rostros y trajes y humedad.

Cuerpo de acontecer o cima
en movimiento, su epitafio
impera en la penumbra y deja
desplomes, olas que no turban.
Muertas de oprobio, en el espacio
dormitan las familias, tristes
como el tahúr aprisionado,
y añora la mujer adúltera
la caridad de ajena sábana.
Bajo la luz, la bailarina
sueña con desaparecer.

“Yo empecé a escribir muy niño y conservo, claro, poemas inéditos cuya única virtud es esa: la de ser inéditos. Hacer un poema me lleva a una serie de preocupaciones muy buenas y muy limpias entre la vida y la poesía; busco al hacer un poema el equilibrio entre una y otra”

“Siempre he perdido perdón por mi poesía porque está limitada a ser entendida, comprendida y sentida por un grupo muy pequeño de personas. Esto puede ser malo o bueno, pero así es; yo siento que es malo”

“Mi mejor poema, que se llama Respondo del peregrino, es un poema que hice para mi esposa, que entonces era mi novia. El tema central es la mujer, la mujer como mujer, la mujer en el matrimonio y la mujer después de mi muerte”.

“Mi poesía es universal. Le canto a todo lo que lleva alma. Alí es para todos. Yo nací del pueblo y por ello me gusta pertenecer a él. A mí no me deslumbran los premios o nombramientos: me interesa descubrir el lado positivo de todo”.

“La literatura es mi más intensa manera de ser. He estado en la literatura desde muy niño, estoy estaré hasta el final; así como me he dedicado y me dedicaré, quiero morir pensando en las letras”.

“A pesar de que gusto mucho de las abstracciones, nunca hice poesía que no estuviera estrechamente ligada a mis experiencias, a mi forma de sentir el mundo, a mi manera de percibir las sensaciones y a mi estilo de convertir en ideas esas sensaciones. Quizá el producto fue una poesía sumamente intelectual, pero juro que nunca fue lo que despectivamente se llama abstracción sino, como dice Rilke, un producto muy directo de la experiencia”.

“Escribo para personas afines que me lean y comprendan. No escribo poesía para buscar prosélitos, sino para encontrar espíritus que coincidan con mis emociones y sentimientos”.

“Mi poesía relacionada con la muerte es, en primer lugar, una posición personal frente a la muerte, pero nunca una reflexión de rebote –digámoslo así- sobre lo que estaba sucediendo en esos momentos en el mundo. Yo siempre hablé no de la muerte, sino de mi propia muerte”.

“Soy un hombre de libros tanto para leerlos como para hacerlos. Me gusta mucho el libro y felizmente le dediqué mi vida a esa tarea y no tuve tiempo ni de hacer dinero, ni de ser feliz, ni siquiera de arrancarle a la epopeya un gajo, sino que fui un hombre humilde, cuando no a veces algo modesto, y logré lo que pocos logran: dedicarme a lo que decidía desde muy niño y a ser un hombre de libros, un hombre de letras y un hombre pobre. Nunca un pobre hombre”.

Losa del desconocido

Cuando hayas terminado, mira este muro ardiente
donde la bestia cumple su reposo.
Nada el azar evoca. Lejanías
de olas invisibles, lenta
serpiente antes del pecado o hermosas ruinas
en fábulas al verde despeñadas
semejan ecos de mujer
que confundía el gozo con la reproducción.

Pasa el desconocido. Como viento
de infamia los recuerdos sitian
su ávido esperar la aparición: relámpago
en la arena al naufragio parecido,
espuma a término llegada
bajo ira, rumor, bostezo, ociosidad.

Otros han de morir. Desde la puerta,
quieto en el sitio del pasado,
contemplo los placeres en patria sin espigas:
vacío luego que se dice adiós,
urna de oscuridad adonde
amores no recurren ni odios se proclaman.

El huracán cesó y en torno de la estrella
recuerda en mí la soledad su nombre.


Socióloga de la Universidad Autónoma de Nayarit lpacheco@nayar.uan.mx

Los textos de prosa corresponden a Alí Chumacero. 2004. Pastor de la palabra, CONACULTA, Alfaguara, INBA, México. Los textos de poesía corresponden a Palabras en reposo, FCE, México, 1996

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