sábado, 25 de junio de 2011

César Cruz - Juventud

JUVENTUD

César Cruz

1.- En el siglo XX ocurrió un fenómeno interesante. En mil novecientos veintitantos, apareció un libro de un señor muy importante, el doctor Chávez, y el escribió ahí, que seguramente habría importantísimas investigaciones acerca del adolescente en nuestro país, aunque en aquel entonces no las existían. Todo eso estuvo muy bien. Claro que no ocurrió.

2.- Los maestros de todas las escuelas universitarias, normalistas, de entonces, y de la actualidad, y de esto es lo interesante, enseñan a los que sean, las peculiaridades de la adolescencia y de la juventud con base en las versiones extranjeras de los estados unidos de Norteamérica, de Francia, de Alemania, excepto las de México.

3.- Es decir, sabemos que los jóvenes de otros países y lo sabemos muy bien. Además, gracias a los medios (como se dice ahora) de la comunicación, las imágenes acerca de los jóvenes son muy nítidas y populares. Todo eso esta muy bien. Lo único que quien sabe que será, es que quien sabe como son nuestros muchachos. Pero si usted cree lo que ve en la tele, seguramente no tendrá dudas. Y, tanto los de las universidades, como de las otras escuelas me han dicho: ¡pero es que así son! Y yo les creo.

4.- Veamos algunas posibilidades. Nadie puede demostrarlas, Tampoco se puede demostrar lo contrario. En aquellos países, tuvieron guerras, y la edad para entrar a ellas eran los 18 años. Desde 14 o 15, después de la pubertad, sabían que tenían tres o cuatro años para enlistarse. Y que es lo que se hace cuando uno sabe que le espera la muerte como posibilidad dentro de un cierto tiempo, pues, hace uno lo que tiene que hacer.

5.- Entonces, el comportamiento después de la pubertad hasta los 18 años, era, en esos países, muy especial. No entre nosotros, con todo y nuestro servicio militar obligatorio, que con algunos pesos semanales podía evadirse.

6-. Eso existió durante varias generaciones. Era el siglo XX. Y, claro, luego brotó la rebelión los muchachos de allá dijeron ¿Por qué nosotros? Y tenía razón. Vino la V de la victoria, la juventud rebelde, las drogas, el sexo libre, y triunfaron.
Ahora las cosas han cambiado allá. Aquí no han cambiado, pero no importa. Lo que aquí ocurra es indiferente, nunca ha afectado nuestras opiniones acerca de los muchachos, porque ellos están hechos a semejanza de los de allá. Así lo creemos y así lo enseñamos. Nada más que la imagen que tenemos es la antigua, la de antes, no la nueva, y todavía creemos que nuestros muchachos son como eran antes los de allá, en los años antiguos, y mantenemos esa creencia. Doble mistificación de la realidad.

7.- Pues si, hemos importado varias creencias: la desorientación profesional que mucho daño hizo a nuestra educación, los conflictos de las generaciones, la rebeldía juvenil toda la lista de características malditas de los jóvenes. Los cursos de psicología de la adolescencia eran un inventario de lo peor que un individuo podría tener. Pero eso era comprensible si se considera la situación que los jóvenes de allá enfrentaban. No las nuestras. Pero, claro, que el creer que todos los jóvenes eran iguales en todo el mundo, no importando las condiciones sociales creadas por sus padres, se extendía y parecía justificarlas.

8.- Si se trata de creer, yo creo en la lista de características que mencione antes, elaboradas por compatriotas nuestros, con muchachos nuestros. Porque nosotros no hemos vivido esas guerras, ni esas condiciones sociales de otros países.

9.- Si ustedes siguen creyendo lo de siempre lo que les han enseñado. Muy bien, también.

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