EL COMENTARIO DE: Carlos Treviño
LOS PROBLEMAS JURIDICOS DE LA IGLESIA
El 14 de Septiembre de 2007 la corte de circuito de Douglas, Nebraska, admitió la demanda interpuesta contra Dios por el entonces senador Ernie Chambers, activista de derechos humanos. El propósito de Chambers era poner en evidencia la frivolidad del sistema judicial estadunidense, propenso a ceder ante las peticiones más disparatadas, pero la acusación apuntaba a delitos graves; causar daños severísimos a la humanidad por medio de inundaciones, terremotos, huracanes, tornados y plagas −y exigía a los jueces que ordenaran al Señor el cese inmediato de su participación en actividades dañinas. El juez desechó la demanda mediante un recurso ingenioso: Dios no había podido ser debidamente notificado pues carecía de dirección. Chambers respondió: la Corte admite la existencia de Dios; una consecuencia de esa admisión es el reconocimiento de que Dios es omnisciente; en la medida en que lo sabe todo, es lógico asumir que tiene noticia de esta demanda. Para complicar más las cosas, un abogado de Corpus Christi se ofreció a fungir como representante legal del acusado. Al tribunal no le quedó más remedio que empezar las audiencias respectivas; en una de ellas, Chambers terminó de abrumar a los reticentes magistrados con una observación brutal: Dios es omnipresente; por lo tanto, se encuentra en esta sala. Las audiencias se prolongaron hasta el 25 de febrero del año siguiente, cuando la Corte de Apelaciones de Nebraska cerró definitivamente el caso alegando que un tribunal decide controversias reales y determina derechos realmente controvertidos, y no se aplica a asuntos abstractos o temas que pudieran desembocar en situaciones hipotéticas o ficticias.
Otro revuelo ha levantado la demanda interpuesta por la Madre Naturaleza contra la Iglesia Católica por daños y perjuicios y por usurpación de funciones. Darwin, (representante legal de la madre naturaleza) fundamenta el reclamo en que la Iglesia, en términos gandallezcos se apropia en dos milenios, lo que a la naturaleza le ha llevado millones de años consolidar. La evolución de las especies se ha logrado con detallada meticulosidad y Dios, según la tesis de la iglesia en un tris, con un amasijo de barro modeló y creó al hombre (Adán) a su imagen y semejanza y a la mujer (Eva) de una costilla de este.
−Los fiscales llaman a sus testigos; el hombre del Neandertal y luego después al homo sapiens quienes acreditan una antigüedad de 160,000 años y un proceso evolutivo de pasmosa lentitud. El Juez acepta la declaración de estos últimos dos testigos.
−Los fiscales evocan a los representantes de Dios en la tierra. La FÉ y la oración. La FE y la oración diluyen los tiempos. Autosugestionan a los fieles. Combaten mágicamente a los tediosos y lentos (lentísimos) procesos genéticos donde los cambios se dan en razón de la adaptación de los seres a su medio ambiente, para sobrevivencia, de tipo defensivo o para conseguir sus medios de alimentación. La fé y la oración son elementos esotéricos, inasibles, no pertenecen a este mundo más que en términos de evocación mental. No son reales; son meras referencias adimensionales. Son testigos muy activos pero insustanciales. La religión no tiene sitio en la evolución. Nos creamos los dioses según nuestras necesidades y miedos.
− ¡Son el conducto por el que Dios fortalece a los débiles y a los necesitados! Grita el Defensor de oficio, ¡Son la energía que les dá para no caer en el pecado! ¡Son el arma para luchar contra el diablo!
−El fiscal de la ciencia insiste en la inexistencia de Dios evocando la afrenta que hizo Tomas Garrido Canabal Secretario de agricultura de Plutarco Elías Calles en el Palacio de Bellas Artes, cuando en sus reuniones de las guardias rojas retaba a Dios que manifestara su presencia (y existencia) fulminándolo con un rayo. Cosa que no ocurrió, al menos en esos estridentes lances. Si, fue fulminado pocos años después, lentamente por la hábil y silenciosa estrategia de Lázaro Cárdenas.
−“Fulminar a un protagonista y gritón desorientado, es una forma muy mundanal y corriente de mostrar su poder” expresa el defensor de oficio.
−La fiscalía presenta otro cargo por Genocida y Ecocida, ya que sus castigos son fuera de toda proporción, pues un día que el altísimo se levantó malhumorado llamó a Noé, un buen hombre y le ordenó construir un barco donde cupiera una pareja de cada especie animal, pues abriría las compuertas durante 40 días para provocar el DILUVIO UNIVERSAL y castigar a los malos. Lo malo es que también se llevó a los buenos. Se le acusa de genocidio y ecocidio al provocar la extinción total, en un solo evento, de las especies de la flora y de la fauna, salvo una pareja de esta última que se encargó de regenerar la especie, gracias a la chamba de NOE.
−“La humanidad estaba podrida, lo que hizo el Santo Padre fue una operación profiláctica necesaria”. Arguyen los defensores de oficio.
−El fiscal presenta un cargo más: La Iglesia promueve la misoginia, la inequidad y excluye a la mujer. En tanto que desde el púlpito promueve la participación de la mujer en ámbitos políticos y sociales. La estructura eclesiástica de nivel está vedada a la mujer. Los 10 mandamientos, postulados emblemáticos que estructuran la doctrina cristiana están hechos para hombres. Un mandamiento reza “No desearas a la mujer de tu prójimo”. Discriminando abiertamente a la mujer. En otro orden de ideas, manifiesta incongruencia el mandamiento “No fornicaras”, pues atenta contra la prolongación de la especie humana. Probablemente aquí el error esté en la traducción, pero si causa, al menos, confusión. Es absolutista y terminante; “amaras a Dios por sobre todas las cosas” reza el primer mandamiento, siendo este, atentatorio a la génesis de los Argentinos, pues todos sabemos que ellos se aman, primero, así mismos.
Y volviendo al nivel de cancha, acredito el primero y último párrafo de este articulo a Pedro Miguel, que escribe “Navegaciones” para la “Jornada” y que me puso punto de tiro.
La inmortalidad es absolutamente relativa. La esperanza media de vida de una deidad se mide en siglos o en milenios. Los dioses son inmortales en tanto están de moda. Cuando los humanos se hartan de ellos, el fallecimiento sobreviene de manera inevitable, pero no sirve de nada que algunos mortales pretendan adelantarse a la mayoría de sus prójimos y decreten muertes anticipadas, como lo hicieron los jueces que, en enero de 1918, en Moscú, sentenciaron a muerte a Dios, en castigo por sus horrendos crímenes contra la humanidad. El proceso correspondiente se realizó a instancias de Anatoli Lunacharsky, quien en su calidad de comisario de Instrucción Pública, estaba empeñado en contrarrestar la ignorancia y el temor de las masas rusas, sometidas por siglos a los designios de los clérigos ortodoxos y del Zar. Aquel deicidio tenía, pues, una intención liberadora pero, en la lógica atea, incurrió en una contradicción escandalosa: al someterse al Señor a proceso judicial se le reconoció su existencia; cuando menos, su existencia jurídica. La cosa fue más o menos así: el juicio duró cinco horas, con un ejemplar de la Biblia colocado en el banquillo de los acusados. Los fiscales presentaron pruebas numerosas de la culpabilidad del Altísimo, en tanto que sus defensores de oficio presentaron una demanda de exoneración, argumentando en que El Acusado padecía demencia aguda. Ante la extrema gravedad de los delitos, el tribunal desechó aquella petición, declaró culpable a Dios y lo condenó a morir fusilado. La sentencia se cumplió el 17 de enero de 1918, a las seis y media de la mañana, cuando un pelotón disparó cinco ráfagas de ametralladora contra el frío cielo moscovita. No hay forma de saber si los verdugos lograron, o no, su cometido. Algunos piensan que Dios no murió en el episodio, pero que se asustó muchísimo. Tal vez sea por eso que desde entonces no se aparece muy seguido que digamos.
Tepic, Nayarit; México 08 de Julio del 2011.
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